Sobre el peso de las palabras, pareciera que las palabras son solamente eso... pero en un análisis más profundo podríamos percatarnos que no necesariamente es así, y más bien, es poco probable que sean solamente eso.
Un poco más de una semana atrás me decían que mi juego perverso era no poder aceptar el peso de mi "NO"... y entonces arrepentirme. Y me viene a la mente esa canción de Arjona que dice "Dame ese no, pensando en un sí, y déjame lo otro a mí".
Últimamente tengo mucho en la cabeza lo que debe suceder para que yo diga "no" y cuando es que quiero decir no, y sigo inmersa en aquello a lo cual no era no y no un sí disfrazado.
Bah... creo que esa epidemia me llegó perfecta, digamos que así hay pretexto para quedarse en cama y disfrutar de un fin de semana completamente enclaustrada.
Salí hace un rato acompañando a mi papá, porque sabía que si iba él solo regresaría con las manos vacías. Creo que ahí hay una ligera diferencia entre él y yo. Al ir yo conseguimos cubrebocas... que no creo sirvan de mucho pero al menos si es necesario salir (como es su caso), te protegen tantito.
Es lo mismo, fue un rollo lo del patrocinio, pero lo conseguí aún llevándolo hasta las máximas conesecuencias.
En pocas palabras: cuando me lo propongo puedo ser capaz de lograr cualquier cosa. El problema radica... en proponérselo. Y recordar que cuando un no es un no... es iluso seguir buscándole un si al gato. (jijiji que tonta)
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