martes, 10 de enero de 2012

El respiro de las vacaciones

me permitió de alguna manera poner cierta perspectiva. Percatarme del trabajo enorme que he realizado de agosto a diciembre y de los frutos, avances, retrocesos, áreas de oportunidad... un balance entre lo perdido y lo encontrado... o mejor dicho entre lo que he decidido soltar, lo que he decidido asumir y lo que estoy entre que asumo o entre que suelto.

Hoy a seis meses y un tantito de haber iniciado una nueva situación laboral, a 8 meses de iniciado un proceso espiritual, a 3 años y pico del proceso terapéutico, a poco más de 3 meses de "soltería", tengo la posibilidad de permitirme a mí misma experimentar de manera distinta.

Últimamente he echado de menos, te he echado de menos, también he alcanzado un mayor grado de comprensión de mi misma y mis posibilidad respecto a ti, de cómo es en lo más cotidiano donde más te recuerdo, también es en lo más cotidiano donde cobra sentido mi decisión. Me permito abierta y públicamente echarte menos, la melancolía, la remembranza y el reconocimiento de lo mucho que siento por ti y sus implicaciones. Quisiera ahondar, pero acá no es pertinente eso es conmigo y mi consciencia, mi corazón, mi libreta.

Me he permitido decidir qué batallas estoy dispuesta a llevar hasta las máximas y últimas consecuencias, aún cuando en algunos casos sé que probablemente la moneda no girará a mi favor, estoy dispuesta a quemar las naves sólo por la experiencia. Quemar las naves al final del día no quiere decir de ninguna manera que jamás en la vida pueda construirse naves nuevas... y eso he hecho en algunos casos...

Respiro hondo y profundo... inician nuevos retos, la necesidad de decidir dónde construir naves, donde quemarlas, donde guardarlas... y estoy contenta... sin ansiedad, con ánimo, y extrañando.

Un profe decía que alguien más decía "para amar la realidad hay que alejarse de ella"... hay momentos que para amar hay que alejarse... y mantener la distancia.

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