creemos (quién sabe si sabemos, diríamos por ahí) que sin esa pizca tan presente de absurdo y de locura, nada tendríamos en común. Será que esta incongruencia que nos arrebata, que nos mata, es aquella que nos une y nos mantiene a flote.
"¿Por qué no todos nuestros días pueden ser parecidos a estos?" Palabras más, palabras menos esa fue mi pregunta, "Porque estamos locos" respondiste con tal seguridad que nada me hizo dudar. Y entonces me pregunto para qué estamos locos, qué nos da la locura que hace que la caricia cotidiana no sea suficiente.
Y entonces de pronto me encuentro de mañana un poco melancólica, porque es otra semana, porque no sé que pasará, que otras tormentas y/o huracanes decidiremos vivir esta semana, para convertir nuestras tardes de domingo en viernes por la noche de adolescencia, donde todo es posible, todo es incertidumbre y nada es claro ni seguro.
Si a ambos nos gustan nuestras tardes de domingo ¿qué hacemos viviendo en viernes por la noche?
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