Algo que me encanta y no le he dado suficiente atención (según me parece), de este nuevo estado y experiencia en mi vida profesional... es la posibilidad que de estar en el ajetreo de cambios continuos de clases y dinámicas grupales distintas... puedo tener momentos intercalados de profunda tranquilidad que normalmente ocupo para trasladarme de institución educativa a institución educativa.
Sin embargo, lunes y miércoles tengo algunas horas entre cada escuela y eso me permite hacer de mi traslado un proceso lento y disfrutable. Los lunes comúnmente termino en un café y un parque que me encantan y disfruto de las personas, los aromas, el calorcito o el frío. Los miércoles normalmente salgo del centro corriendo hacia mixcoac y ya en mixcoac me doy mi tiempo para comprar pan en la esperanza (razón por la cual siento que he aumentado de peso aún cuando no quiero corroborarlo).
Hoy salí un poco cansada de la única clase que me toca en el centro y decidí sentarme en la plaza de vizcaínas a ver la vida pasar (ok, también mi consumo de tabaco se ha incrementado un poco... debo confesar). A mi lado, se sienta una señora mayor a la cual se le cae parte de su encendedor y decido levantarme para pasárselo. De ahí devino una conversación de lo más grata que sinceramente me hizo el día.
Gracias a Mari Cruz con 77 años de vida, 55 como comerciante en el centro. Con estas características iniciales podría, para un observador poco cuidadoso, parecer que no tenemos nada en común ella y yo, más que ser mujeres, mexicanas y estar sentadas en la misma plaza, a la misma hora y día. Sin embargo, algo que me fascinó es como también para ella el centro de la ciudad es un lugar mágico, donde todo queda cerca, donde encuentras de todo y de todos. Mari Cruz por una breve pero fuerte enfermedad tuvo que rentar su departamento en la doctores e irse a vivir a su casa de Ecatepec cerca de sus hijas. Como ella diría: "Ya me quiero regresar al centro, porque, con todo respeto y me vas a disculpar, en ese pinche pueblo bicicletero no hay nada".
Hoy MariCruz sin darse cuenta, muy posiblemente, dijo cosas fabulosas, y sobre todo me mostró a una mujer impresionante, fuerte, y a pesar, o tal vez gracias a sus 77 años y 55 de comerciante... una mujer joven que me decía "Si no trabajo, me muero".
Santeros, marcas de cigarro, nietos en la libre de derecho y en España, hijas contadoras, abogadas, tácticas para que el cigarro no apeste, cómo cambio su negocio, lo que ha vendido, cómo es un día cualquier apara ella. Me hubiera encantado tener a todos mis alumnos sentados escuchando y preguntándole a MariCruz su perspectiva de vida.
Gracias S.A&M... esto sólo puede ser obra del Universo.
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