domingo, 25 de octubre de 2009

A veces meto la pata



Como una premonición de lo que ocurriría un día después... el viernes decidí dejar mi atuendo de abuelita para Halloween y meterme en el mood de "vamos a la fiesta"... no puedo decir que fue mala, pero tampoco puedo decir que fue buena... fue y punto.

Dentro de la casa de la fiesta había un "jardincini" justo entre el recibidor y lo que parecía una sala con escenario... querida amiga dueña de la casa... no entendí mucho el diseño... pero me gustó.

Bueno bueno... el caso es que como premonición de lo que acontecería un día después (ayer) metí la pata y me la volví a lastimar, pero como ya me siento experta tanto en meter la pata como en curarla... el día de hoy ya no siento demasiado.

El problema es meter la pata, figurativamente hablando, y no tener claro qué tipo de venda usar, cuánto y cómo apretarla. Por eso simplemente puedo pedir una ¡disculpa!... aunque es como leí en no sé que lugar... creo que ya recordé: cuando estaba de chismosita en la bolsa de una gran amiga y encontré una pequeña reflexión de esas cursis que tanto me gustan y odio a la vez:

Era un niño que se enojaba mucho y perdía muy rápido la paciencia. Entonces su papá le dijo que cada vez que perdiera la cabeza fuera a clavar un clavito en la cerca de su casa. Así el niño clavó 37 clavos en un día (sí, 37 era el número exacto), pero poco a poco se dio cuenta que era más fácil guardar la calma a clavar un clavito. Entonces llegó un día en que no clavó nada...

(y a partir de aquí sólo pasé mis ojos por la hojita porque ya venía la dueña... entonces les escribo lo que creo que decía la reflexión)

El papá, alegrándose le dijo que ahora sacara por cada día que guardara la paciencia un clavo. ASí lo hizo (asumimos se tardó más de un mes) y el fue a contarle a su papá que ya había sacado TODOS los clavos.

Entonces el papá le dijo : "muy bien mi querido saltamontes, me alegro mucho que hayas logrado sacar todos los clavos, sin embargo... ven acércate... mira como la cerca está llena de hoyitos..." El niño, perplejo, miró el daño que había hecho y el padre continuó: "y eso mismo pasa cuando pierdes la razón y hieres a alguien... dejas una marca que no puedes borrar...".

Y ya no sé que pasó con el niño pero conmigo:

Creo que pasa lo mismo cuando yo meto la pata, dejo un hoyito que por más que pida perdón y ofrezca una disculpa... permanecerá hasta que talvez sólo quede el recuerdo.

(no digo yo... porque me sienta especial, sino porque estoy tratando de dejar de hablar en el "se dice" "se piensa" y asumir que "YO digo" y "YO pienso" pa responsabilizarme por completo)

So... de verdad siento mucho haber dejado un hoyito más en ti... siento asustarme, siento jugar a ser la niña que toca el timbre y luego no sabe que hacer cuando le abren...

1 comentario:

* Nay * dijo...

me gusto mucho el cuentito :)