La mala del cuento...

Ayer me decía a mí misma y al mundo: I hate to be the witch of the tale... sin embargo... hay momentos en la vida de una mujer, y supongo que también en la de un hombre, en donde o es la mala del cuento o es una pobre idiota.

En términos generales con mis alumnos me gusta ser conciliadora, a pesar de todas mis inseguridades, paranóias, neurosis y psicosis (¿por qué no?)... me encanta mi trabajo, siento que no nací para ello... pero aprendo rápido :)... o eso quiero creer yo... el caso es que me encanta, es más si no sintiera la presión de que me están pagando (por poner un pretexto)... me permitiría experimentar más...

Lo disfruto tanto que ya dejé de preocuparme como en el primer mes de qué tan atrasada vamos en el programa...

Poco a poco voy comprendiendo que mi responsabilidad es enseñarles... y ya queda en ellos si aprenden. Ahora, sé que mis alumnos son sumamente inteligentes... pero vamos quiero ser totalmente sincera conmigo misma... ¡son una bola de flojos! (No todos, es verdad).

Ayer tuve mi primer altercado fuerte con uno de ellos, puedo soportar cualquier cosa (miento, tampoco cualquier cosa), pero él tuvo la capacidad de llegar a ese punto en dónde de plano digo "¡Alto! no más... aquí la única que puede decirse loca/fenómeno/monstruo soy yo!!". Y el decidió llamarme freak... y no sólo freak sino mugre freak...

Y si eso hubiera pasado en una reunión de amigos, de enemigos, en la calle, en el súper o en la comer... me hubiera valido un cacahuate y la vida seguiría su curso... bueno en este caso la vida sigue su curso, nada más que en mi curso él no vuelve a entrar...

Y el problema no es que me diga o no me diga o me haga o no me haga... sino que después de ello él consideraba que no había sido incorrecto su comportamiento, que estaba bien andar por la vida siendo presa de nuestros arrebatos siempre y en todo lugar... y ahí si dije... mijo ya estás grandecito.

Ahora pienso que ser la mala del cuento... a veces es necesario.